Para
los que somos informáticos, o para aquellos que de una forma u otra
han estudiado programación, hemos tenido que aprender o sufrir
diferentes estrategias dentro de la metodología que engloba esta
rama de la informática. Una de esas es la que hace referencia la
mítica frase “divide y vencerás”, usada por primera vez en la
época del Imperio romano. Hoy en día, me atrevo a afirmar, que esta
sentencia sólo se cumple cuando compilas en lenguaje C. Y si no, que
se lo digan a Alejandro Magno, Mahoma, los reyes merovingios o el
emperador al que le dedico este post, Carlomagno. Magníficos
imperios fragmentados por una errónea política hereditaria basada
en el concepto patrimonial.
Cuando
se cumplen 1200 años del fallecimiento de Carlomagno, es de justicia
homenajear al emperador franco, que unificó una gran extensión
europea bajo su puño de hierro.
En
un análisis profundo, se puede advertir algunos de los numerosos
problemas que planteó el gobierno de un territorio basto, con vestigios del caduco Imperio Romano. Pero
hay que centrarse en la idea principal que significó aquella
realidad. Unificación.
La
Unión Europea nació bajo la base de unos países que compartían
raíces históricas, religión, cultura etc. Esta gran empresa, es
una quimera que lleva pretendiéndose desde que Carlomagno quiso
imponer una legislación, una religión y una estructura territorial.
Desde hace más de un milenio, muchos han sido los emperadores que
han buscado por la fuerza, dominar el viejo continente, desde Otón
hasta Napoleón, pasando por los Austrias españoles, pero ha sido
durante el siglo XX, y potenciado en el XXI, cuando esta unión se ha
conseguido de forma pacífica.
Atrás
quedan muchas guerras, luchas fratricidas, invasiones, penurias...
todo ello formando una indispensable lección sobre qué pasos se
deben dar y cuales no. Por eso, choca mucho, que en esta nueva era
basada en la unificación de pueblos, en un vínculo entre personas
con misma cultura, costumbres y religión, surjan iluminados que
abogan por una ideología separatista y fragmentada bajo
interpretaciones chistosas de la Historia. Carece de sentido, ir
contracorriente justo ahora, que se está avanzando tanto en la
política europea.
Basado en la creencia que la unión hace la fuerza, y contrario al principio de Julio Cesar, (que en su momento tuvo sentido), quiero acabar con la frase que dijo uno de los padres de la Europa actual, Jean Monnet:
"No coaligamos Estados, unimos hombres"
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