“La historia es la novela de los
hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.” Claude
Adrien Helvétius
A los que nos apasiona la Historia
Mundial, sus anécdotas, análisis y consecuencias, estamos de suerte
con el año que acaba de empezar. No descubro nada si reconozco mi
alto interés en esta ciencia y en las efemérides de los momentos
más relevantes. Durante todo este año, da la casualidad que se
producirán muchos aniversarios, (números redondos), de gran
interés.
Entre ellos se encuentran algunos tan
importantes como el 75º aniversario del fin de la guerra civil
española, los 300 años del... invento de Cataluña o un
importantísimo y antiquísimo evento que se cumplirá en muy pocos
días... para todos ellos, y para otros más me comprometo a dedicar
unas letras sobre curiosidades y opinión personal, pero en este post
quiero destacar dos que me resultan tan apasionantes como
fundamentales.
Primero la conmemoración del 25
aniversario de la Caída del muro de Berlin, un hecho que significa
el fin de una era y que arriesgo a apostar que será estudiado por
nuestros nietos como el cambio de Edad, tal y como fue la Revolución
Francesa o el descubrimiento de América.
Pero el que verdaderamente despierta
todo mi interés, hasta punto un poco fanático, es el centenario que se
celebrará este año. Voy a huir del topicazo que explica la
necesidad de conocer la Historia para no repetir errores. Pero si que
opino, que necesitamos aprender de donde venimos, para entender lo que
somos y comprender a donde nos dirigimos. Hace 100 años, el mundo se
paró, para enfrentarse en la llamada Gran Guerra, (Primera Guerra
Mundial), una contienda sin precedentes que marcó un antes y un
después en el mapa político y demográfico del mundo, en general, y
de Europa en particular. Durante los próximos meses, viviremos una
inundación de estudios, libros, documentales y publicaciones que nos ilustrarán un poco más sobre lo que ocurrió
aquellos años. En el post de La caída de los gigantes, en el que
hago referencia al libro de Ken Follett, comento algunas
circunstancias que esta novela me ha enseñado sobre este suceso.
Sin embargo, mi pasión por este
periodo se fundamente en una pregunta muy sencilla, ¿por qué? A día
de hoy, no existe una conclusión unánime entre los historiadores
que explique el estallido de aquel desastre humanitario. Hay teorías
y corrientes ideales, pero no existe una razón sencilla y clara, o
al menos que razone, las causas y motivos que empujaron a dos bandos, con los mismos valores, los de la civilización occidental, y que profesaban la misma religión, la cristiana, a enfrentarse en una
encarnizada guerra que se cobró millones de vidas.
Comprenderlo mejor, puede ayudarnos hoy
a conocernos mejor a nosotros mismos, entender nuestros errores y
mejorar nuestros comportamientos.
Una vez dijo Winston Churchill que "la
guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana
también puede inventar la paz."
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