lunes, 24 de junio de 2013

Aventura Alpina


"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena." Ingmar Bergman

Vista de la Peña desde Alto de Lera
Desde que ascendí sus más de 8 kilómetros con 600 metros de desnivel, por primera vez con 13 años, he subido más de 15 veces. Algunas perdiéndonos por altos matorrales, en otras a través de las desafiantes paredes que son los cortafuegos, pero nunca había subido sólo. Y pese a eso, la verdadera novedad fue encontrarme con algo que nunca antes me/nos había pasado.
Se empieza madrugando, a las 8:30 comencé el camino. Es recomendable que sea así ya que a partir de ciertas horas, el sol se convierte en un desafiante enemigo. La primera mitad es muy llana y suave y provoca que los más novatos o los motivados como yo, pongamos un ritmo fuerte para hacer un buen tiempo. Mi objetivo, bajar las dos horas. Durante este trayecto cruzas zonas de gran interés visual, dejando a un lado la peña del huevo y a otro frondosos pinares.
Primero paso por una senda que deja a un lado la Peña del Huevo y al otro lado un gran pinar
De esta manera se llega a lo que llaman “El Alto de Lera”, desde donde se diversa imponente y desafiante la Peña de Francia, mi destino. Ahí empieza un descenso largo, ( que a la vuelta se convierte en un infierno ), hasta el río Lera, un suave riachuelo que hace frontera con la segunda parte, empieza lo duro.
Río Lera
Río Lera
Después de parar un minuto a beber, inicio el ascenso por la primera rampa cuya dureza hace que me acuerde de las fuerzas que gasté en el tramo llano, por suerte iba bien de tiempo así que marqué un ritmo cómodo, ( que no lento ). Es en esta parte, cuando te empiezas a elevar y puedes disfrutar, ( si el cansancio lo permite ), de la maravillosa vista del valle de Lera, una zona frondosa que abarca todas las tonalidades de verdes imaginables.
Valle de Lera

El camino se empieza a hacer duro y pesado debido al calor. Cruzo una primera carretera y la ruta me lleva a atravesar otro pinar inundado por matorrales y helechos. La senda tiene mucha piedra y es aquí cuando me encuentro con un improvisto.
La cima
A 5 metros de mi, el típico ruido de animal, ( ya sea lagartija, pequeña culebra o ardilla ), resulta mucho más feroz. Y en ese momento un jabalí cruza el camino en sentido descendente. Reconozco que me paralicé. Nunca había visto uno tan de cerca y sé que son unos animales que si te atacan tienes un problema bastante serio. Pero recordé que sólo atacan si están heridos o para proteger a sus crías, éste estaba sólo, así que reanude mi marcha… pero con sólo dar dos pasos, del mismo lugar de donde había salido el primer mamífero, salen lo que presumiblemente serían sus crías. ¿ Y ahora qué ? He de confesar que pasé miedo, estaba sólo, a 4 kilómetros campo a través de la civilización, en una ruta por donde pasa una persona cada hora, bastante cansado y ante la posibilidad de ser atacado por una protectora madre salvaje y yo sólo contaba con mi palo de ayuda parecido a un bambú. Pasé por la zona por donde habían desaparecido mis inesperados compañeros y seguí mi camino, esta vez con bastante tensión encima.
Alcancé la cima 3 minutos antes de que se cumplieran las dos horas, recorriendo los últimos 300 metros más movido por el orgullo y el amor propio que por las fuerzas. Una vez en la cima, me comí mi deseado bocata, visité la Ermita de la Virgen de la Peña de Francia y reflexioné sobre si volver a bajar andando, ( como siempre había hecho ), o no tentar a los animales y bajar en coche.
Ermita Peña de Francia
Es una curiosa paradoja de la vida. Ante una situación de miedo, angustia, temor tenemos dos opciones, esquivarlo y evitarlo o afrontarlo. Opté por la segunda y descendí. En este caso dando descanso a mi corazón y pulmones pero machacando las rodillas.
La vuelta fue más relajante, pese a perderme 300 metros por mala señalización y cruzarme con un ciervo, ( este si es inofensivo ), de manera que pude disfrutar de las vistas.
Finalmente fue una aventura física, mental, espiritual… y biológica.

"El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar."
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Winston Churchill





Bosque

Vistas mientras comía


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