lunes, 9 de mayo de 2011

Sabes cuando empiezas pero no cuando acabas

Después de un mes de desconexión y descanso psicológico, ( que no físico ), me he vuelto a subir al barco del opositor para intentar evitar naufragar llegando a la orilla, como paso este año.
Se trata de una pelea física, pero sobre todo psicológica.
Primero, contra ti mismo. Dicen que no hay victoria sin sacrificio, y esta claro que cuando te embarcas en un proyecto con resultados a largo plazo, es contraproducente tener dudas o caer en la impaciencia. Al igual que con el resto de cosas, hay que estar muy convencido en lo que se hace e ir paso a paso... aunque a veces cueste.
Segundo, contra el entorno. A veces te enfrentas a la incomprensión y al desconocimiento de quien te rodea. Pero es muy lógico y respetable. No siempre resulta entendible el sacrificio que hay que hacer y resulta aún más difícil explicarlo con palabras. No se explica con palabras, se explica con resultados, algún día...
Tercero, contra los obstáculos. No es trivial sentarse delante de 7 personas que te observan hasta el último detalle y que te evalúan en un todo o nada, ( y encima en tres ocasiones ). La tensión, los nervios, las inseguridades se tienen que quedar en casa. Hay que aferrarse al elegante traje que ese día se viste e inflarte de confianza sin llegar al borde que la separa de la soberbia.
Madrugones en fin de semana, vacaciones muy reducidas, reducción drástica de tu vida social... pero siempre con el indudable convencimiento de que merece la pena.

Y visto esto, me vuelvo a encontrar con mi mesa inundada de bloques de papeles, las paredes de mi habitación llenas de hojas con datos, ( me han tachado de loco por eso... no existe discusión ), la estantería llena de más apuntes esperando su momento y el boli electrónico que en su día me compré y que se ríe de mi cada vez que le miro, reprochándome lo impulsivo que fui aquel día en el fnac.

Por tanto, no existe otro camino. Hay que estar animado y confiado en lo que se hace... y en como se hace. Ir a muerte a por todas y no pensar demasiado en esa frase con la que me dieron la bienvenida cuando entré a trabajar en HP: “el horario es elástico, sabes cuando empiezas... pero no cuando acabas”.

1 comentario:

  1. Cuántos hemos pasado por todo esto. Por el horario elástico (en mi empresa era algo como "llegas cuando quieres y te vas cuando puedes"), por la complicada decisión, los sinsabores, y el sabor agridulce de quedarse la primera vez en el último paso.

    Y ahora, por la satisfacción de haberlo logrado. Enhorabuena, y algún día me cuentas lo del boli electrónico :)

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