domingo, 1 de septiembre de 2013

Gemelos de fe


Estas vacaciones, he descubierto el siguiente cuento, cuya fuente es "Los gemelos que pasara después del parto"  que narra una curiosa metáfora sobre la fe y el sentido de la vida.
Resumidamente dice lo siguiente:
"Era se una vez unos gemelos que estaban en el vientre de la madre. El tiempo pasaba y los niños crecían, aumentando su conocimiento y alegría, y compartiéndola el uno con el otro.
"¿No es increíble que hayamos sido creados? ¿No es magnífico que tengamos vida?"
Los gemelos comenzaron a descubrir el mundo que les rodeaba, su mundo.
Cuando encontraron la cuerda que les unía con su madre y les daba la comida, empezaron a cantar de alegría.
"¡Qué grande es el amor de nuestra madre que ella comparte su vida con nosotros!"
Pasaron las semanas y los meses, y de pronto, se dieron cuenta de que los cambios se precipitaban a gran velocidad.
"¿Qué significa esto?" preguntó uno de los niños.
"Significa," respondió el otro, "que nuestra estancia en este mundo va a terminar pronto."
"Pero yo no quiero irme," contestó el primero. "Yo quiero quedarme aquí para siempre."
Su hermano le contestó: "No tenemos otra opción, pero quizás haya otra vida después del nacimiento."
"¡Yo no creo en una vida después del nacimiento!" dijo el primero con duda.
"Vamos a perder nuestra cuerda de vida. ¿Cómo vamos a vivir sin ella?
Y además, otros han salido del vientre y nadie ha regresado para contarnos que hay otra vida después del nacimiento. ¡No! El nacimiento es el final."
Uno de los bebes se puso muy triste y dijo: "Si la concepción termina con el nacimiento ¿qué sentido tiene la vida en el vientre? No tiene sentido,quizás no exista ninguna madre detrás de todo esto."
"Pero debe existir," protestó el otro. "Si no ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Y cómo podríamos seguir viviendo?"
"¿Tú has visto nuestra madre alguna vez?" preguntó el bebe. "Posiblemente ella sólo vive en nuestra imaginación. Nosotros la hemos inventado porque así podemos comprender mejor nuestra vida."
Y así transcurrieron los últimos días en el vientre de la madre, llenos de preguntas y grandes miedos.
Finalmente llegó el momento del nacimiento.
Cuando los gemelos salieron de su mundo, abrieron sus ojos y gritaron.
Lo que vieron era más grande que lo que habían imaginado en sus sueños".


Me resulta un relato tan peculiar, que prefiero evitar hacer mi propia reflexión. La pregunta está, en si uno comparte la idea de Tolstoi: “No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.”, o si se aproxima más a la de Nietzsche: “Tener fe significa no querer saber la verdad.

En mi caso, comparto la observación del filósofo francés Félicité de Lamennais: “La fe comienza donde termina el orgullo.”

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