"Un
hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para
contratar gente más inteligente que él."
JKF.
Hace
poco terminé de leerme una pequeña biografía de John Fitzgerald
Kennedy, una breve edición que recoge la preparación, culminación
y asesinato de una de las figuras políticas de la segunda mitad de
siglo más admiradas.
Me
imagino que resulta inevitable tener una idea preconcebida de esta
personalidad, posiblemente basada en el volumen de reportajes
publicados o en el áurea mítica que le ha rodeado siempre.
Reconozco que en mi caso, la imagen era muy sobrevalorada. El libro
lo cogí pensando que leería la vida de un individuo que fue
profundamente amado y admirado por su pueblo, que arrasó allí donde
estuvo, que se basó en unas ideas pacíficas e ilusionantes y que
representó el modelo de estadista más completo. Sin embargo, me
encontré con algo muy distinto:
Lo
que primero me sorprendió fue su dificultad para ganar las
elecciones generales. Aunque en su trayectoria , interna y externa en
el partido, tuvo pocas derrotas, su perfil irlandés católico le
supuso un obstáculo importante. Lo contrarrestó con un discurso a
favor del Estado laico que me resultó sencillamente... brillante:
“
Creo
en una America en la que la separación entre Iglesia y Estado sea
absoluta, en la que ningún prelado católico pueda decirle a un
presidente, aunque sea católico, lo que tiene que hacer, en la que
ningún pastor pueda indicar a sus feligreses cómo tienen que votar.
[…] Creo en una America que no sea oficialmente católica, ni
protestante, ni judía. […] Finalmente, creo en una America donde
la intolerancia religiosa acabará un día u otro.”
Creo.
Segundo,
la dualidad Suerte y Tragedia. Una pareja antónima que le acompañó
siempre, una unida a la otra. Desde sus mismos principios, en los que
el favorito y número uno de la familia era su hermano mayor Joe,
pero la guerra se lo llevó y brindó la oportunidad al débil Johnny
de liderar el clan. Lo que perdió en la guerra lo ganó en la
guerra, con una participación heroica. Su victoria en la primarias
se basó en un golpe del destino ya que el día que había que votar
no estaban preparadas las papeletas y hubo que esperar a la jornada
siguiente, esas horas ganadas las aprovechó su potente equipo para
ejercer un lobby que dio la vuelta a un resultado que 24 horas antes
estaba perdido. Es esa misma Suerte/Trágica la que le condujo a la
presidencia y le apartó de la misma aquel fatídico 22 de Noviembre
de 1963. Es muy curioso, el paralelismo calcado con Abraham Lincoln, como conté en la afortunada chistera negra.
Tercero,
Admiración utópica. Estuvo escasos 3 años, ( si llegó ), tiempo
que considero insuficiente para llevar a cabo reformas de calado que
traspasen las ataduras del tiempo. ¿ Entonces ? Su admiración se
puede deber a su figura perfecta que dominaba la sociabilidad y
encanto y por supuesto, junto a las circunstancias trágicas de su
asesinato que convirtieron a la persona en mito. No hay nada como
morir joven y en situación funesta para ser inmortal, ( JFK, Lennon,
Marilyn Monroe, F. Mercury... larga lista ).
Cuarto
y último, lo que aún no nos han contado. Hace mucho que nadie se
cree el resultado de la comisión Warren, ni la teoría de la bala
mágica, aquella que explicaba de forma surrealista la teoría de
sólo dos disparos, sustentada en el recorrido que hizo la segunda
bala girando y revotando hasta burlarse del sentido común. Sólo les
faltó decir que el proyectil se sentó y condujo el coche hasta
el hospital más cercano.
Con
más sombras que luces, este dilema sin resolver debería culminar
precisamente hoy. Con el 50 aniversario, por ley, se deben
desclasificar todos los archivos secretos. Claro está, que para eso, tiene que haber una condición “sine qua non”, que aún existan.
Definitivamente,
un personaje endiosado de forma justificada a veces, y exagerada
otras tantas pero que ha sido y es referente en el ámbito político.
“Si
no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el
mundo sea un lugar apto para ellas.”