Un
carpintero, estaba a punto de jubilarse. Le comunicó a su jefe, la
decisión de dejar el negocio de la construcción, para poder llevar
una vida más placentera junto a su esposa y así disfrutar los
últimos años de su vida.
Su jefe, lamentó perder al mejor
empleado. Pero antes de que se retirara definitivamente de su
trabajo, le pidió que construyera una última casa.
El carpintero,
accedió por compromiso. No puso mucho esmero, ni entusiasmo en el
trabajo, como en otras épocas, no cuidó los detalles. Así que la
construcción, no impresionaba, incluso los materiales que usó eran
de inferior calidad.
Una vez finalizado el trabajo, el
carpintero invitó a su jefe a visitarla. Hicieron un recorrido por
la casa y al finalizar, le entregó a él las llaves de la puerta y
le dijo:
Querido
amigo, esta casa es tuya. Es mi regalo por todos los esfuerzos que
pusiste en la empresa, durante 40 años.
El
carpintero, emocionado, agradeció el regalo pero a su vez se sintió
avergonzado por no haberse esforzado en construir su casa más cuidada
y acogedora.
Ayer,
12 de Diciembre, en París se firmó el acuerdo contra el cambio
climático. Un ambicioso compromiso vinculante que pretende rescatar
nuestro planeta del desgaste continuo, constante y dañino que
produce la huella humana. Se ve que después de varias cumbres vacías e inocuas como Río 2012 o Lima 2014, la gravedad del problema ha instado a los
máximos representantes a buscar soluciones reales que nos permitan
volver a respirar aire puro.
Pero
no hay que engañarse. El fruto de ayer no es más que un papel, (de
40 hojas), inerte e inanimado que requiere y exige de la
materialización de los acuerdos firmados. No seamos tan estúpidos
como el carpintero del cuento que cegado, no vio que su último
trabajo consistió en construir su hogar.
Hay
un podcast espectacular sobre la vida del indio Seatle. Recoge la
mítica proclama que lanzó cuando tuvo que mal vender su tierra al
fusil del hombre blanco. Su mensaje ecologista ha sido el más
inspirador de la historia con frases tan certeras como "Todo
lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra".
Él si que fue un “buen carpintero”.