Leí
hace poco una anécdota donde el famoso alpinista Mallory conversaba
con un periodista. Este montañero, que desapareció tras tres
intentos de conquista del Everest, aceptó la pregunta de su
entrevistador, quien no comprendía qué motivaciones podían llevar
a Mallory a arriesgar su vida y padecer penalidades por alcanzar
simplemente una cumbre, (principios del siglo XX). La respuesta que
recibió fue muy simple, “Porque está ahí”, la simple
existencia de aquella meta bastaba.
La
semana pasada, hice un fantástico viaje a Noruega. Una de las
actividades que más esperaba, y a la postre, que más me gustó fue
el trekking o hiking, o como se quiera llamar, a Trolltunga. Consiste
en un duro recorrido de 11 kilómetros con un desnivel de unos 1300
metros, los cuales prácticamente los salvas en los primeros 3
kilómetros. Pero la meta es increíble.
Reconozco
que físicamente no estaba preparado, o mejor dicho entrenado, para
un camino tan duro, pero armado con unas buenas botas, conseguí con
“mi equipo” alcanzar el preciado botín.
Subimos
cuestas inmensas, cruzamos glaciares y atravesamos cascadas hasta
llegar al conocido saliente. La tarea de ida y vuelta no duró menos
de 14 horas, dejándonos agotados, pero las vistas que pudimos
contemplar bien merecieron la pena. Fueron 14 horas de camino,
cuestas, bajadas, dolores, pero el buen equipamiento, el gran bocata
y sobre todo la buena compañía, nos permitió cumplir el objetivo.
“Porque
está ahí”, el reto, fue la causa de aliento, apoyo, motivación y
ayuda que nos dimos entre el “equipo Trolltunga” para lograr un
más que meritorio triunfo que se materializó en vistas tan
increíbles como las que publico aquí.
Cuentan
que en los Alpes, hay un refugio en la alta montaña sencillo y tosco
pero muy acogedor. En una de sus paredes se puede leer la frase
"Donde
los demás abandonan, nosotros comenzamos". En este mismo lugar,
sobre la chimenea hay otra leyenda, igualmente sugerente que dice “My
place is at the top”.